Sin duda, la tecnología ha sido uno de los ámbitos más fructíferos económica y socialmente a nivel mundial. En los últimos años, hemos gozado de las múltiples facilidades y ventajas que han supuesto la tecnología. Sin ir más lejos, en el pasado año y en los primeros días de este, hemos sido testigos de cómo todos los esfuerzos humanos se han empeñado en encontrar mejores y más soluciones para vivir y combatir la nueva variante del coronavirus que nos ha mantenido recluidos en nuestros hogares.
De esta forma, dejando de lado el increíble esfuerzo que ha sido la creación, producción y distribución de las diversas vacunas alrededor del mundo, la tecnología nos ha dado la oportunidad de estar en contacto con nuestros familiares y amigos, realizar nuestras compras sin tener que salir de casa e, incluso, mejorar nuestra salud a partir de todos los gadgets que han aparecido.
Todos estos aparatos e innovaciones tecnológicas coinciden en dos aspectos muy importantes: responden a un problema o una necesidad presente en nuestros días y su incorporación al espectro de la realidad nos permite pensar en mundos diferentes en los que cada uno de nosotros podemos incidir gracias a estos beneficios. La tecnología se ha convertido en una dimensión considerablemente significativa para el desenvolvimiento y la autorrealización humana.
Por ejemplo, pensemos en la evolución de los robots y las inteligencias artificiales. En los dos últimos meses, dos empresas han presentado sus proyectos para que, a través de una aplicación y un monitoreo, sea posible detectar cuál es el avance de ciertas enfermedades o padecimientos -entre ellos el Covid-19- en el cuerpo, además de proyectar a cuántas personas pudiste o no haber contagiado desde el momento en el que tú tuviste contacto con el virus hasta que has confirmado tu diagnóstico.
Estos ejemplos demuestran la increíble relevancia y utilidad que la tecnología puede tener en nuestras vidas más próximas. Sin embargo, si lo analizamos en retrospectiva, lo cierto es que el punto que vive la tecnología ha sido posible debido al magnífico trabajo conjunto de los inventores, ingenieros, investigadores y artesanos del pasado. Por poner otro ejemplo, consideremos qué sería de todos nuestros dispositivos móviles si no existiera algo como una batería. Fue gracias a Alessandro Volta quien, en aproximadamente el año 1799, desarrolló un prototipo de lo que hoy se conoce como una pila eléctrica; en otras palabras, él logró almacenar energía eléctrica a partir de celdas electroquímicas. Sin este invento, lo más probable es que ninguno de nosotros pudiera haber viajado a través de internet.
Resulta muy significativo entender cuál es el carácter progresivo de la tecnología y su implementación en nuestras vidas a partir de su aplicación en una o más esferas de la actividad humana. Por ello es importante lanzarse y ser parte de este gran mundo que supone la innovación tecnológica.
A través de la vigésima quinta edición del Premio Lidera, tú puedes ser parte del progreso de la tecnología en nuestras vidas. Concursa en alguna de las modalidades de “Aprendiendo con la Tecnología” y “Robótica”, en las que podrás conseguir atractivos premios y la satisfacción de ser parte de los próximos innovadores que puedan ayudar a cambiar el mundo en el que vivimos.